Aunque en esta época aún tendremos días muy calurosos, poco a poco las temperaturas se irán amoldando a lo que toca para las fechas a la entrada ya del otoño, si bien es verdad que cada vez es más común pasar del verano al invierno y viceversa casi de golpe, como si no existieran el otoño y la primavera. Por lo menos esa es la impresión que tenemos desde hace ya unos años; pero también es cierto que últimamente estamos teniendo primaveras lluviosas como uno las recordaba de pequeño y otoños en que hay que ponerse alguna prenda más de ropa antes de que lleguen los fríos del invierno. En realidad el tiempo anda muy revuelto.

Un día de mediados de septiembre realizo un corto paseo por el campo sin grandes expectativas, ya que aún hace calor y no es la mejor época para pajarear, pero sorpresivamente será un paseo muy interesante porque no contaba con ese episodio que es la migración de las aves, es decir, el período de tiempo comprendido entre el verano y el otoño ( sin poder concretarlo porque no todas las aves realizan la migración al mismo tiempo sino de forma paulatina ) en que las aves estivales que han venido a criar al continente europeo regresan sobre todo al África subsahariana para pasar allí el invierno.

Durante ese período no todos los días nos vamos a encontrar aves en migración en el llamado paso postnupcial, pero cuando esto sucede nos podemos llevar una grata sorpresa.

Al empezar el paseo primero me saludan un grupo numeroso de gorriones comunes ( Passer domesticus ) posados en el tejado de una masía con puntual presencia humana; siempre están ahí.

La siguiente aparición es una Curruca cabecinegra macho ( Sylvia melanocephala )  que se desplaza de un arbusto a otro con ese vuelo errático característico en ellas, desapareciendo entre las ramas sin posibilidad de verla.

Viendo movimiento de pajaritos, como manda la curiosidad innata del pajarero-ornitólogo, me acerco al lugar donde revolotean. Sin pensar en ninguna especie concreta, al observarlos con los prismáticos me sorprende constatar que son todos mosquiteros musicales ( Phylloscopus trochilus ), un grupo por lo menos de cuatro ejemplares. Se dedican a alimentarse de pulgones y larvas de otros insectos inspeccionando las hojas de los diferentes árboles y las plantas silvestres.

Mosquitero musical inspeccionando una planta silvestre

Me entretendré un rato con ellos viendo cómo no paran de saltar de una rama a otra de manera algo frenética. La ceja amarilla bastante marcada es el rasgo más identificativo en este mosquitero, además de las patas marrón pálidas, detalles que nos servirán para distinguirlo del Mosquitero común que tiene ceja pálida y patas oscuras. Esta será la primera especie que me encuentro en paso. En la península solo cría en algunas zonas del cantábrico y País Vasco.

Mosquitero musical en bonita pose

Continuando la ruta me percato de la presencia de una Abubilla ( Upupa epops ) en el suelo terroso de un campo baldío. Está muy entretenida introduciendo su largo pico para capturar lombrices y otros bichos del subsuelo. Por suerte estará muy concentrada en su tarea, lo que me permitirá observarla durante un rato situado detrás de las ramas de un árbol que me servirán de camuflaje. Siendo un ave migradora, desde hace años hay ejemplares que ya no migran y por lo tanto residen aquí todo el año.

Abubilla

Los siguientes pajaritos que se dejarán ver serán un grupo de gorriones molineros ( Passer montanus ) que vuelan rápido porque no suelen ser demasiado confiados y un Ruiseñor común ( Luscinia megarhynchos ) que en breve deberá hacer un pensamiento para emprender el viaje de regreso a sus cuarteles de invierno. Este pajarito estival cría cada año por el lugar.

Si el grupo de mosquiteros musicales han sido una sorpresa nada más comenzar, la siguiente aparición me sorprende aún más. No es tan habitual que un Colirrojo real macho ( Phoenicurus phoenicurus ) se te plante delante perfectamente posado en la rama de un árbol y que además permanezca allí el tiempo suficiente para observarlo con detalle y también poder fotografiarlo. Es un pájaro realmente bonito, con un contraste de colores muy llamativo. El macho y la hembra son diferentes, el primero con cara y garganta de color negro con una especie de antifaz frontal blanco y el cuerpo anaranjado, y la hembra de color marrón grisáceo por encima y cuerpo blanco ocráceo; en ambos destaca mucho la cola rojiza en vuelo. Este será el segundo pajarito en paso de la mañana.

Colirrojo real macho

A continuación veo a un grupo de cuatro verderones comunes ( Chloris chloris ) que parecen estar alimentándose en el suelo de las semillas de las plantas silvestres existentes.

Verderón común

En un rincón con algo más de humedad se mueven los verdecillos ( Serinus serinus ) que se espantan por mi proximidad.

Aunque no suele ser época de escuchar cantos de pajaritos, me detengo ante la insistencia del canto que identifico del Petirrojo europeo ( Erithacus rubecula ); lo busco en las cercanías y lo veo muy escondido entre las ramas de un roble de poco porte. Me dará un breve concierto hasta que se va con la música a otra parte.

Petirrojo europeo

En un chopo de talla mediana me llama la atención un pajarito que salta de las ramas permaneciendo en el aire unos segundos y volviendo a posarse de nuevo. Es de tonos grisáceos, por lo que casi adivino al instante de qué especie se trata: el Papamoscas gris ( Muscicapa striata ). Tercer ave en paso. Se alimenta a base de insectos.

Observo con los prismáticos su comportamiento: posado en las ramas, con la cabeza vertical y ligeros movimientos localiza a esos insectos a los que va dando caza en cada salto que realiza, una y otra vez. Hay varios ejemplares.

Su colorido es muy discreto, por encima tonos pardo grisáceos y el cuerpo blanquecino con unas listas más oscuras que le bajan de la garganta hacia el pecho. La frente también es listada.

Papamoscas gris posado en un cable

Casi sin moverme del sitio, en un conjunto de almeces unos metros más adelante observo a un grupo de pajaritos con el mismo comportamiento pero no de la misma especie. Es su pariente cercano el Papamoscas cerrojillo ( Ficedula hypoleuca ). Son todos hembras, más de cuatro, a las que distingo por su dibujo alar blanco muy característico.

La mayoría de los machos son de tonos marcadamente negros y blancos aunque pueden presentar otros plumajes marrones y blanquecinos, con lo cual puede haber cierta confusión con las hembras. La pequeña mancha blanca en la frente y la mayor extensión de blanco en las plumas terciarias en el macho nos ayudarán a diferenciarlos. En la hembra la parte superior del cuerpo es de color pardo y en la zona alar tiene un dibujo blanco muy peculiar, al igual que el macho, que nos sirve para identificarlos sin posible confusión con otras especies que no sean papamoscas. El cuerpo es de color blanco pardusco.

Los observaré en mejores condiciones lumínicas ya que les da el sol directamente. Será la cuarta y última especie en paso.

Papamoscas cerrojillo hembra

En los mismos árboles, donde hay mucho movimiento, también se dejan ver una pareja de Curruca cabecinegra, siendo el macho muy esquivo; sin embargo la hembra no tendrá reparos en mostrarse mientras se mueve por las ramas en busca de alimento.

Curruca cabecinegra hembra

Como me encuentro en un pequeño torrente con algo de agua, no me sorprende ver una Lavandera cascadeña ( Motacilla cinerea ) que vuela y desaparece. A veces eso es todo lo que se dejan ver algunas aves.

En lo alto de un pino y muy escondido un ave está emitiendo voces desconocidas para mí. Al observarlo le veo el pecho blancuzco y con motas negras, y por su figura alargada lo identifico como un Zorzal charlo ( Turdus viscivorus ).

Situado en terreno más abierto observo en el cielo a cierta altura una rapaz que va aprovechando las corrientes térmicas para ascender. Al verla de cuerpo muy claro por debajo pienso que puede ser una Culebrera europea. Le haré algunas fotos para confirmarlo en casa con el ordenador, pero para mi sorpresa resulta que la rapaz en cuestión es un Azor común hembra ( Accipiter gentilis ). Estas cosas suelen pasar. Al coincidir en el colorido corporal inferior, en ocasiones te haces una idea fija de lo que es y ya lo das por sentado sin molestarte en estar completamente seguro de lo que has visto. Si no lo hubiera fotografiado, sin duda habría visto una Culebrera europea.

Azor común hembra

Esto me hace reflexionar sobre la de veces que creemos haber visto una especie concreta pero sin poder confirmarlo del todo. Desde luego que cuanto más expertos seamos más posibilidades tendremos de acertar. La cantidad de condicionantes que hay a la hora de identificar una determinada especie, empezando por el hábitat y siguiendo por el tamaño, el tipo de vuelo, su colorido, el canto y las voces de alarma entre otros muchos, la verdad es que al principio puede crear cierto desaliento aunque con el tiempo, por contra, puede resultar apasionante.

Como aún es época de jóvenes creciendo y aprendiendo a alimentarse, me hace mucha gracia ver un retoño de Jilguero europeo ( Carduelis carduelis ) haciendo prácticas en un cardo imitando a sus padres. Se identifica muy bien porque aún no tiene suficientemente desarrollado su colorido corporal ni la distintiva cabeza del adulto.

Jilguero joven alimentándose 

Jilguero adulto

Aunque ya lo he visto antes, no me extrañaría que el petirrojo al que veo ahora en el suelo a solo unos metros tan extremadamente confiado, fuera el mismo que he visto anteriormente. Suponiendo que así sea, ahora no está muy cantarín pero no hace falta; el placer de poder observarlo y fotografiarlo tan cercano sin que se asuste lo más mínimo ya es todo un regalo de la naturaleza.

Saltará del suelo a una rama y con una pata levantada resultará encima muy gracioso. Qué más se puede pedir !!

Petirrojo europeo haciendo equilibrios

Finalizando ya el paseo intento confirmar la visión de un Colirrojo real hembra al que me pareció observar hace un rato, así que volviendo al mismo lugar con el mayor de los sigilos y como pasa en muchas ocasiones, ahí estará y por suerte me dejará observarlo durante unos segundos.

Se podría decir que la perseverancia tiene su recompensa, a modo de refrán.

Colirrojo real hembra

Como resumen, parece que todas las aves que he visto que están en paso, Mosquitero musical, Colirrojo real, Papamoscas gris y Papamoscas cerrojillo, han viajado juntas hasta aterrizar aquí, haciendo una pausa en el camino para hacer un descanso y alimentarse lo suficiente para dentro de unos días continuar su viaje hasta la siguiente parada y así hasta llegar a su destino.

Probablemente así sea. Les deseo buen viaje !!

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entre paréntesis y en cursiva: nombre científico