Paisaje en la Vega de Río Palmas

El salto desde Barcelona es realmente largo, aunque embutido en un avión solo son 2 horas y media.

Fuerteventura es una de las islas más áridas de las Canarias junto con Lanzarote. Allí predomina el paisaje semidesértico con montañas de origen volcánico más bien menudas, situándose la cota máxima alrededor de los 800 metros.

El objetivo de la visita es principalmente observar a las especies de aves esteparias más destacadas de la isla, la Avutarda hubara y el Corredor sahariano que aunque es un ave limícola frecuenta los ambientes esteparios. Otras aves destacadas serán el Halcón tagarote, el Rabijunco etéreo, la Perdiz moruna y como aves interesantes están el Guirre o Alimoche común, la Tórtola senegalesa, el Bisbita caminero, el Camachuelo trompetero, la Ganga ortega, el Vencejo unicolor y los endémicos Herrerillo canario y Tarabilla canaria. A esta lista habrá que sumar el resto de aves que se dejen ver.

Para una estancia de cuatro días completos y a finales de julio podría ser algo ilusorio pretender observar a todas las aves citadas teniendo en cuenta los diferentes hábitats en los que deberíamos detectarlas y además en una época del año no del todo propicia para determinadas especies. En todo caso, como de ilusión también se vive, en principio no vamos a descartar ninguna especie porque en esta afición ya sabemos que cuando menos te lo esperas aparece esa ave difícil, igual que sabemos que por mucho que insistas no va a aparecer. Menos mal que los que estamos curados de espanto tenemos la capacidad de sobreponernos cuando no aparecen las especies más deseadas. En el fondo, llegado el caso, nos conformamos con lo que se pueda ver, aunque normalmente siempre hay alguna sorpresa o algún avistamiento inesperado, y esos son al final los momentos más recordados y celebrados.

A pesar de la época estival en la que estamos las temperaturas serán obviamente calurosas pero muy soportables, sin pasar de los 27º-28º. Aparte hay que añadir ese aire que aunque no ha sido intenso ningún día siempre rebaja la sensación de calor.

Primera jornada

En busca de las aves esteparias visitaré algunos lugares destacados para avistarlas en época de cría, El Cercado del Jarde y los Llanos de Tindaya. En el primer lugar estaré allí hacia las 9h. de la mañana, no sin antes perder algo de tiempo buscando este paraje a falta de señalización. Se trata de una pista de tierra en la que a mano izquierda hay un terreno vallado de suelo terroso y pedregoso con vegetación arbustiva baja. A la derecha el hábitat es similar pero delimitado por cercados de piedra. Iré observando sobre todo con los prismáticos con paciencia para detectar el mínimo movimiento que pueda haber a ambos lados. Aunque la insistencia sea considerable no habrá suerte en este primer intento. Cerca del lugar observo a unos pajaritos que están bebiendo en una pequeña charca de agua, una bandada de unos diez ejemplares. Al observarlos y fotografiarlos ya que se dejan, veo que se trata de terreras, que pueden ser comunes o marismeñas. Como tampoco soy experto, hasta que no consulte la guía de aves no saldré de dudas. A continuación recorro un camino al lado del vallado, pista ancha en no muy buen estado que transcurre por un hábitat más desolado donde veré a un Busardo ratonero solitario.

Hábitat estepario

En la siguiente zona, los Llanos de Tindaya, algo apartada aunque tampoco muy lejana, me encontraré con el mismo inconveniente de no ver indicaciones que me puedan confirmar que estoy en ese lugar. Ya sé que hay pajareros que se preparan más sus excursiones con la ubicación de una zona concreta como pueda ser ésta o con ubicaciones exactas de los lugares donde se han visto últimamente esas especies que quieren ver. La verdad es que yo no llego a tanto. Desde luego que he buscado información de dónde puedo localizar a las diferentes especies anheladas, pero lo mío tampoco es obsesión por verlas y fotografiarlas, incluso pensando que no se puede venir a esta isla en cualquier momento. En realidad mi manera de pajarear es más ir a la aventura y confiando en ver al mayor número de especies yendo a los hábitats adecuados pero sin ninguna obcecación.

Volviendo a Tindaya, me internaré por un entramado de pistas con un hábitat similar al del Cercado del Jarde observando sobre la marcha. Esta prospección que será más corta tampoco dará resultado en lo que a aves esteparias se refiere. Quizá a media tarde no será la mejor hora para poder observarlas. Únicamente veré a algunos pajaritos moverse por unos árboles ya cerca de zonas más habitadas.

Llanos de Tindaya

Como para ver ciertas especies hay que volver a insistir, probaré de nuevo en el Cercado del Jarde pero esta vez a partir de las 19h. en que ya no pega tanto el calor. Observaré igualmente de manera paciente sin obtener resultados, aunque sí que veré pasar en vuelo a una pareja de aves que sin verlas bien podrían ser gangas. Pararán algo lejanas en una zona inaccesible sin posibilidad de observarlas.

Sin haber tenido mucho éxito, así acabaré mi primera jornada. De momento las aves esteparias me están siendo esquivas.

Ya en mis aposentos consultaré la guía para despejar la incógnita sobre las terreras de la mañana; serán terreras marismeñas, cosa de la que me alegraré porque sí recuerdo haber visto y fotografiado a la Terrera común pero no así a la marismeña.

Terrera marismeña

Segunda jornada

Sin tener claro mi planteamiento para hoy se me ocurre volver al Cercado del Jarde y probar otra vez, aunque en esta ocasión no insistiré tanto ya que la quietud es exactamente la misma que ayer. Me internaré por varias pistas de tierra adyacentes y en una de ellas, cerca de una especie de pozo, veo aparecer a un pajarito que tiene pinta de bisbita. Se introducirá en una oquedad bastante oculta y veré que tanto él como otras especies se están alimentando ahí de insectos. El bisbita volará a unos campos cercanos con alguna charca de agua pero al momento volverá a acercarse y lo podré observar mejor y fotografiar; se trata del Bisbita caminero. Por fin veo a la primera de las aves por las que tengo interés.

Bisbita caminero

Con algo más de alegría voy en dirección sur hacia una finca particular donde hay un hide para poder fotografiar a ciertas aves interesantes como el Camachuelo trompetero o la Tarabilla canaria. Me informo de las condiciones de uso, teniendo que hacer reserva previa. Cuando me dicen el precio por persona me quedo patidifuso. Lo siento mucho pero yo no pago lo que considero un dineral por fotografiar a pajaritos que con fortuna podré observar durante mis días de estancia aquí, y si no la tengo mala suerte. Ya sabemos que hay gente dispuesta a pagar lo que sea en estos hides para llevarse su trofeo pero yo, fiel a mi condición de rareza en vías de extinción, me niego. Me permiten dar un paseo por la finca y veo de nuevo al Bisbita caminero y una Garza real. Eso será todo, así que en vista del éxito a otra cosa mariposa.

La siguiente visita será el barranco de La Torre, en dirección a Caleta de Fuste. Sin encontrar un lugar mejor donde aparcar el coche, lo dejaré en un claro al lado mismo de la carretera. Tendré que caminar un poco hasta llegar al barranco. Lo recorro durante unos veinte minutos, viendo por tercera vez al Bisbita caminero. Parece ser que este pájaro está por todas partes. El barranco está totalmente seco, lo que no invita a pasear más de la cuenta. Seguiré la ruta hasta las cercanas Salinas del Carmen donde está el Museo de la Sal. Al lado de las salinas hay una cala; observo la orilla embarrada y pedregosa y veo a un Zarapito trinador. Voy caminando por la orilla y observando el movimiento. El zarapito se irá acercando, así que aprovecharé para fotografiarlo. Escucho al Archibebe común y lo localizo; al poco volará. También se deja ver un Andarríos chico. En las salinas descubro a las ardillas morunas ( especie endémica de África introducida en la isla ), con una confianza y un descaro que sorprende. Parece ser que se han acostumbrado a que les den de comer. Ayer ya vi a una que en principio pensé que era una especie de comadreja, pero hoy ya me he informado mejor. Hasta aquí ha cundido la mañana y la primera hora de la tarde, con un día más bien nublado aunque con algo de calor.

Zarapito trinador ( Numenius phaeopus )

Ardilla moruna ( Atlantoxerus getulus )

Entre las diferentes opciones decido ir al pueblo de Betancuria pasando por Antigua, ambos pueblos antiguas capitales de Fuerteventura, siendo ahora Puerto del Rosario.

Para llegar a Betancuria hay que subir una carretera hasta un puerto que es a la vez mirador desde donde hay unas magníficas vistas de la zona árida del centro de la isla destacando al noreste como una cadena más montañosa con un paisaje espectacular. En el mirador hay una pareja de cuervos la mar de confiados. Al otro lado del puerto ya se ve más abajo el pueblo. Éste está formado por la bonita fachada de la iglesia de Santa María y su pequeña plaza y cuatro casas más. En realidad el pueblo se acaba pronto. Al pasar el pueblo y paralelo a la carretera hay un camino que sigue una especie de torrente con bastante vegetación. Parece que tiene buena pinta, así que aquí continúo la segunda parte del pajareo.

Vistas desde el mirador
 

Cuervo grande ( Corvus corax )

Iglesia de Santa María de Betancuria

Nada más empezar a caminar veo a varios pajaritos moverse por las ramas de unos árboles; localizo al primero que se mueve rápido por el follaje y lo voy observando con los prismáticos. Parece una curruca, y al instante se me enciende la luz: la Curruca tomillera. Me emociono porque es la primera vez que la veo; aún no había tenido la suerte de observarla en la península. Pero eso no es todo; me fijo en otro pajarito que se mueve en el mismo árbol un poco más arriba y al momento veo que se trata del Herrerillo canario, que antes se consideraba una subespecie del común, pero ahora se considera una especie diferente por tener el píleo más oscuro y tonos diferenciados en el plumaje. Así que "mato" dos pájaros de un tiro. Aún más emocionado, ya que siguen revoloteando aprovecho para intentar fotografiarlos a pesar de que no paran de moverse. Una vez que el ambiente se relaja y con una tarde que ha cambiado a soleada y apacible, sigo el camino hacia abajo a ver si aún me espera alguna sorpresa más. Pues casi que dicho y hecho; al poco me salen volando a unos metros de distancia dos tórtolas que ni son turcas ni me parecen europeas. ¿ la Tórtola senegalesa ? ¿ será verdad que la voy a ver sin proponérmelo aún ? Pues sí, aunque haya sido una visión fugaz, tienen que ser ellas, así que viendo más o menos dónde pueden haber parado me pongo en plan acecho con el mayor de los sigilos cual perro cazador y a "olfatear" el mínimo movimiento. Como suele pasar el modo acecho funciona y una de ellas se mueve y se posa en una palmera, árbol éste que frecuentan, y puedo observarla medio escondida y ver ese bonito colorido rosado de la cabeza y parte del cuerpo y el destacado borde azulado de las alas. Después de esto mi grado de excitación casi que llega al límite; tres aves que no he visto en mi vida vistas en tan poco tiempo es algo que puede rozar el infarto. Menos mal que soy el hombre más tranquilo del mundo. Curiosamente ni estaba pensando en ellas ni aún tenía muy claro dónde las podría ver. Las observaré durante un momento en que se van moviendo y posándose de mejor guisa permitiéndome retratarlas de cuerpo entero. Llegaré hasta un punto después de andar una media hora y ya regreso viendo de nuevo a las tres especies. La verdad es que ha sido un momento muy especial y emocionante y lo disfruto mucho.

Curruca tomillera

Herrerillo canario

Tórtola senegalesa

En la tranquilidad de la casa rural en la que me hospedo voy digiriendo este día tan interesante en lo pajaril y pienso que después de un primer día algo frustrante, esta segunda jornada ha sido toda una bendición; por lo menos me iré a la cama con mejor sabor de boca.

Tercera jornada

Hoy continúo con la búsqueda de otros pajaritos que me faltan. Iré al pueblo de Triquivijate y desde allí me dirijo hacia Tesjuate para seguir el barranco de Río Cabras. Pararé antes en un paraje al lado de la carretera en un ambiente sombrío de campos abiertos. Me fijo en un pájaro que se mueve y se posa. Está algo lejos pero me acercaré y esa costumbre de saltar al suelo y volver a posarse en una rama me suena; me parece que es la tarabilla. Cada vez estaré más cerca hasta que ya la puedo observar mucho mejor; como he adivinado es la Tarabilla canaria. Se diferencia de la Tarabilla europea o común por tener ceja y garganta blancas. En cuanto a su comportamiento veo que es similar e incluso igual de confiada. Pues nada, empiezo bien la mañana con otra nueva especie aunque a lo largo del día confío en verla aún mejor y poder fotografiarla.

Continúo hasta el barranco de Río Cabras y empiezo viendo al todoterreno del Bisbita caminero. Está claro que este pajarito no entiende de hábitats, pues los visita todos. Siguiendo el barranco pasan en vuelo lo que me parecen tórtolas. Se posan en un árbol algo alejado, así que monto el telescopio y apunto hacia el objetivo. Vaya, son tórtolas europeas. No sabía si se veían aquí en la isla o no. Más adelante el barranco no tiene continuidad. Cogeré una pista que se aparta a la derecha y la seguiré durante un rato, observando al Alcaudón real, a un grupo de gorriones morunos bebiendo agua en una charca y como he pensado antes vuelvo a ver a la tarabilla, pero esta vez con mejor luz y mucho más cerca. Con la discreción de estar en el coche y con la ventanilla bajada puedo fotografiarla muy bien. Volveré sobre mis pasos y yendo a la carretera principal hacia Puerto del Rosario me internaré por una pista de tierra que enseguida acaba en un vertedero controlado. Desde allí, dejando el coche aparcado a un lado, me dirijo hacia el barranco de Río Cabras que, aunque no se ve, caminando entre cinco y diez minutos se llega a un camino ancho de piedras por el que se baja directo a éste. Después de una pequeña presa se continúa a la izquierda en dirección al mar. Me sorprende que tiene bastantes zonas con agua encharcada y vegetación herbácea, conformando un entorno muy bonito. Lo primero que veo en la paredes altas son cabras pastando. Mientras camino me van pasando por encima algunos cuervos y sobre todo busardos ratoneros que tienen muchos nidos en las rocas más altas; la mayoría de ellos son ejemplares jóvenes. También veré varias garzas reales y un Andarríos chico. Haré un buen paseo de más de media hora y ya regreso por el mismo camino. Veo a un pájaro moverse sin identificarlo y me acerco a donde veo que se ha escondido. Al llegar vuela en corto y se posa bastante cerca; de nuevo la tarabilla pero más bonita aún que la anterior, posada tan cerca y con tanta confianza que sencillamente está inmejorable. Incluso me dejará fotografiarla haciéndole las mejores fotos que nunca habría pensado hacerle. Este será el premio a la constancia. Por el camino también iré atento para intentar avistar al difícil Camachuelo trompetero, sin suerte.

Barranco de Río Cabras

Alcaudón real ( Lanius meridionalis )

Busardo ratonero ( Buteo buteo )

Tarabilla canaria

Acabo así la mañana. Después de llenar el estómago cojo hacia los Llanos de Tindaya. Ayer noche me pasaron la ubicación del lugar donde han visto a mediados de julio a la Avutarda hubara. Al adentrarme en la pista hacia los llanos recuerdo que el otro día no la cogí porque seguía en dirección al mar y eso me pareció extraño; pues parece que en esta isla eso de extraño no tiene nada. Hay tramos en que la pista está en bastante mal estado pero bueno, se trata de ir despacio y sorteando todos los baches que tiene. Llegaré al punto exacto en que vieron a la hubara y me dedicaré a observar con los prismáticos desde el coche los arbustos bajos que hay, que forman parte del hábitat de dicha especie.

Estaré allí un buen rato viendo solo a mi "querido" Bisbita caminero y después me dedicaré a recorrer las pistas cercanas muy despacio y observando todo el rato. También tengo que decir que hace un aire algo fuerte que creo que no ayuda nada para que asome la avutarda o el ya olvidado por mí, Corredor sahariano. Si ya es difícil ver a la primera, más aún parece ser ver al segundo. Por momentos el aire afloja algo. Situado en el mismo punto de la ubicación sigo observando alerta de cualquier movimiento. En un momento dado escucho un pío que no me suena en absoluto. Miro delante mío y no veo nada; sigo oyéndolo hasta que me fijo que en una piedra que tengo delante a unos diez metros hay un pajarito posado. Lo cojo con los prismáticos y alucino: el Camachuelo trompetero. Como tengo la cámara preparada empiezo a hacerle fotos antes de que vuele. Veo que cerca hay otro en el suelo y al instante oigo como un poco de revuelo y salen volando, como siguiendo al atrevido que se me ha posado delante, una bandada de unos siete u ocho individuos, y por supuesto, buenas noches. Pues nada, a falta de la hubara bueno es el trompetero.

Camachuelo trompetero

Después de esta alegría al rato ya desisto de ver a a la avutarda. Acabo viendo al Alcaudón real antes de que empiece a anochecer.

En la "cueva" rememoro los mejores momentos del día que han sido sin duda el ver a la Tarabilla canaria cada vez en mejores condiciones y la aparición del Camachuelo trompetero. Así que haciendo un resumen de todas las aves que he visto por primera vez, la lista es la que sigue por orden de avistamiento:

Terrera marismeña ( Calandrella rufescens )

Bisbita caminero ( Anthus berthelotii )

Curruca tomillera ( Sylvia conspicillata )

Herrerillo canario ( Cyanistes teneriffae )

Tórtola senegalesa ( Streptopelia senegalensis )

Tarabilla canaria ( Saxicola dacotiae )

Camachuelo trompetero ( Bucanetes githagineus )

¿ se puede pedir más en tres días ?

Sí o no. Me alegraría infinitamente ver a la Avutarda hubara por lo menos, pero si al final no hay suerte, me conformaré y ya me sentiré satisfecho de esas aves que he tenido la fortuna de ver y fotografiar.

Ala, a soñar con los angelitos ¡¡

Cuarta y última jornada

Casi que cada noche me digo que ya no vale la pena probar de ver a la avutarda, y casi que cada mañana cuando preparo las cosas me viene a la cabeza la dichosa ave y pienso "por qué no hacer un último intento".

Lo dicho. Hoy he dejado la zona norte de El Cotillo y Corralejo para el final, y como en dirección al primer pueblo paso cerca de Tindaya, pues no puedo evitar volver a los llanos a hacer ese último intento.

Estaré allí hacia las 8'30h. Me dirijo al mismo sitio de ayer y prácticamente hago lo mismo, observar, esperar y como la quietud sigue siendo la tónica, no pierdo más el tiempo. Hasta mejor ocasión, aves esteparias ¡¡

Continúo la carretera hasta El Cotillo y allí voy al pequeño puerto. Observo hacia el mar con la vana ilusión de ver algo parecido al Rabijunco etéreo. Desayuno sentado en un banco con vistas al mar por si suena la flauta pero lo único que veo son gaviotas.

A continuación voy al Faro de Tostón y en la orilla rocosa veo al Zarapito trinador y al Archibebe común. Eso es todo.

Según el plano que llevo hay una pista de tierra que une El Cotillo y Corralejo siguiendo la costa. Encuentro una pista que intento seguir pero que tiene tantas piedras que sencillamente es lo más impracticable que puede haber. Pensaba ir observando las calas y el mar pero visto lo visto no hay manera, así que me olvido del tema.

Sigo hasta Corralejo por la carretera, zona más bien de turismo de playa y cojo directo al Parque Natural de las Dunas, pero entre el calor del mediodía y que no veo ni un solo árbol ni vegetación, desisto de hacer siquiera un corto paseo. En fin, saco la conclusión de que esta parte norte no es muy recomendable para pajarear en esta época.

Como ya prácticamente he visitado todas las zonas que había pensado, pienso en concluir estos cuatro días de pajareo en el pueblo de Betancuria y sus alrededores. Aunque no lo parezca las distancias en esta isla la verdad es que son cortas y las carreteras están bastante bien.

Llegaré a Betancuria en menos de una hora. Lleno primero el buche y después hago un corto paseo por este pueblo que se acaba en un santiamén y en el torrente que lo atraviesa me encuentro un grupo de gorriones morunos posados en unos árboles a la sombra. Más tarde continúo en coche la carretera hasta llegar a la ermita de Nuestra Señora de la Peña y después busco el camino hacia la Vega de Río Palmas. La verdad es que me costará encontrarlo como ya me ha pasado en otros lugares. Veré un cartel que indica hacia la "Casa de la Naturaleza" y es allí donde parte un sendero que lleva a la presa de las Peñitas, recorrido que había pensado hacer. Aparco el coche, preparo los bártulos y cojo el sendero estrecho y casi nada más empezar a caminar veo esconderse a un lagarto más bien grande y al poco veo a otro algo más alejado pero de cuerpo entero. No sabía de la existencia del Lagarto gigante, que así se llama, en esta isla. Me informaré más tarde y leeré que este lagarto es originario de la isla de Gran Canaria y que ha sido introducido en Fuerteventura. Son cosas que pasan.

Gorrión moruno ( Passer hispaniolensis )

Lagarto gigante ( Gallotia stehlini )

Seguiré todo un recorrido cómodo viendo pasar a una Tórtola senegalesa y con la compañía de las ardillas descaradas y prácticamente nada más. Como estoy en horario masoca, soy el único caminando por aquí a estas horas. Llegaré hasta la presa y volveré por el mismo camino con el mismo éxito. Llego a Betancuria y ya me digo que hasta aquí lo que ha cundido el pajareo en esta isla.

A continuación me dirijo a la casa rural donde me alojo; ducha, recoger un poco las cosas, cenar viendo las olimpiadas en la tele y hago un resumen mental de lo visto y lo no visto concluyendo que esta primera visita a la isla de Fuerteventura no ha estado mal y aunque no he visto a las aves esteparias que pensaba que vería con facilidad, sí que he tenido la suerte de ver y fotografiar a bastantes aves de las deseadas y además en muy buenas condiciones.

Resumiendo, como me han quedado en el tintero la Avutarda hubara y el Corredor sahariano aparte de otros como el Rabijunco etéreo o el Halcón tagarote, como se suele decir, esta es la excusa perfecta para volver a hacer una futura visita pero eso sí, mejor en primavera que será una época más propicia para avistar a las mentadas especies.