Maresma de Cal Nani

El acceso a este espacio protegido, denominado también Espais Naturals del Riu, se realiza desde El Prat de Llobregat. Habrá que buscar la avenida Onze de Setembre y desde allí la carretera de la platja en dirección al cementerio de El Prat. Un poco más adelante en una rotonda hay que coger a la izquierda hasta un párking de vehículos que, en la actualidad, es de pago. Desde el párking andaremos entre 5 y 10 minutos para llegar a la entrada del espacio.

Los hábitats que nos encontraremos dentro del recinto serán el río, dos lagunas de aguas poco profundas, una marisma de inundación variable y algunos campos abiertos y caminos con vegetación arbustiva, arboleda y cañizar, es decir, una interesante variedad que nos permitirá ver una gran cantidad de pajaritos y de diferentes aves acuáticas.

Efectuaré un recorrido visitando la mayoría de los rincones, haciendo un relato de las aves que voy encontrando y observando.

Nada más cruzar la recepción del espacio sale volando una Abubilla a la que sin duda he espantado, con lo que no me da tiempo a observarla. Su canto es un inconfundible "pu-pu-pu" seguido y su figura es muy pintoresca, destacando los colores blancos, negros y marrones. Al siguiente que localizo por su canto es el Carbonero común, con su larga franja corporal negra a modo de corbata.

Me dirijo en primer lugar al río Llobregat que va a desembocar al mar. Aquí el río no tiene demasiada profundidad, lo que permite alimentarse sin dificultades a un grupo de flamencos comunes que están algo dispersos. El resto de aves serán gaviotas reidoras y patiamarillas, que son las más comunes en la zona.

Otros pajaritos que hacen acto de presencia son el Cistícola buitrón y la Curruca cabecinegra. Bordeando la Bassa de Cal Bitxot vuelan de repente una pareja de Martinete común que se posarán en la orilla más alejada de la balsa. De la familia de las garzas, es un ave migratoria aunque hay algunas que ya residen todo el año en ciertas zonas de la ribera del Llobregat. En reposo destacan su plumaje negro-azulado y cuerpo blanco en los adultos y los tonos pardos en los jóvenes.

Martinete común adulto

Escucho al Cetia ruiseñor realizar su característico e inconfundible canto. Otro pajarito presente en el cañaveral que lleva ya unas semanas con nosotros es el Carricero tordal. Es un ave estival que posee un canto muy potente y variado y que suele cantar en lo alto de las cañas abriendo su gran pico desmesuradamente.

Carricero tordal

Oigo el arrullo singular de una Tórtola europea que puede estar posada en algún árbol en los campos adyacentes fuera del espacio protegido; ave de bonito colorido y bastante discreta.

Siguiendo por un camino ancho con vegetación arbustiva y arboleda de poca altura vuelvo a ver otra Curruca cabecinegra y una pareja de Jilguero europeo alimentándose en el suelo. Más adelante un Serín verdecillo macho canta efusivamente para marcar territorio y atraer a las hembras; canta tanto posado en las ramas altas como en vuelo. En esta época el macho tiene unos tonos amarillentos preciosos.

Serín verdecillo macho en pleno canto

Todas las aves están ahora mismo en su periodo de máxima excitación, exhibiendo sus cantos, persiguiéndose entre ellas y realizando diferentes rituales de apareamiento.

Situado en el mirador abierto sobre la maresma de Cal Nani, que se encuentra ampliamente encharcada, a diferencia de otros años en que ha estado más seca, podré observar algo alejados un grupo de más de treinta ánsares comunes, más de diez garcetas comunes y en menor cantidad flamencos y una pareja de cigüeñas blancas.

Pareja de flamencos inmaduros en la maresma

Cigüeña blanca

La abundancia de agua favorece en esta época la presencia de aves limícolas, llamadas así porque se alimentan en el lodo o barrizal que se forma en los ríos, en las marismas y en las orillas de las lagunas poco profundas, incluso algunas especies también se alimentan en la orilla del mar. Este alimento se compone principalmente de moluscos, crustáceos, insectos y gusanos. De entre ellas veo al Chorlitejo chico, al Andarríos bastardo y al Combatiente. La mayoría de ellas están aquí en paso, permaneciendo entre nosotros el tiempo necesario para repostar y después continuar su viaje al norte hacia sus lugares de cría. La más numerosa de ellas es el Andarríos bastardo, de tonos marrones y grises claritos y patas verde-amarillentas y con una ceja blanca pálida que la distingue de sus parientes más cercanos que son el Andarríos grande y el Andarríos chico.

Andarríos bastardo

Chorlitejo chico

Combatiente joven muy escondido entre la vegetación herbácea

Junto a ellos se encuentra también un Morito común solitario en plena labor alimenticia. Su tamaño de grandes dimensiones nada tiene que ver con los citados anteriormente, además de bonito aspecto y colorido.

Morito común

Caminando por campo abierto, en lo alto se mueven las golondrinas comunes, los aviones comunes y los vencejos comunes, amos y señores del cielo en su frenética persecución e ingesta de insectos.

En un árbol disperso veo la figura de un pajarito un poco más grande de lo habitual. Se trata del estival Alcaudón común; normalmente está al acecho situado en ramas preeminentes con amplia visión. Tiene la costumbre de empalar a sus presas en ramas espinosas, entre las que se incluyen pequeños roedores y pajaritos, para proceder después a alimentarse de ellas.

El camino recorre un cercado donde hay una pequeña manada de caballos de la especie de la Camarga francesa en semi-libertad, lo que se traduce en un hábitat enriquecido donde conviven los équidos con una gran variedad de aves.

Manada de caballos de la Camarga

En las charcas cercanas a un pequeño establo, un grupo de cigüeñuelas comunes están inmersas en una escandalosa discusión en la que varias de ellas se enzarzan airadamente. Me imagino que se trata de asuntos domésticos.

Discusión de cigüeñuelas
 
Cigüeñuela común

La única anátida visible serán una pareja de tarros blancos que destacan por su bonito colorido.

Otra limícola presente es el Archibebe común, de patas rojo-anaranjadas muy destacadas y un pajarito de cuerpo  amarillo intenso será la última observación en la charca, la Lavandera boyera, que acostumbra a seguir al ganado para capturar todo lo  que levantan a su paso.

Archibebe común

A continuación sigo por otro camino con cañas muy altas a la izquierda, donde cantan de manera destacada los carriceros tordales, y a la derecha campo abierto con zarzas intercaladas y algunos árboles más altos, con el añadido de un rebaño de ovejas pastando.

Llego a una atractiva y larga pasarela de madera que conduce al observatorio cerrado de El Sabogal. El sem-islote cercano está colonizado casi en su totalidad por gaviotas patiamarillas; la única nota diferente será un grupo de ánsares comunes. En el agua algo más alejadas hay varias gaviotas de Audouin y lo más destacado serán una pareja de Fumarel cariblanco con su comportamiento habitual de ir oteando el agua y lanzarse en picado para capturar pececitos. Solo hay algunos ánades azulones dispersos en representación de las anátidas, alguna Garza real y, sin previo aviso, volará de unas cañas cercanas una Garza imperial que estaba muy bien camuflada, otra visitante estival de gran belleza.

Pasarela de acceso al observatorio de El Sabogal

Vista desde el observatorio

👆 Gaviota patiamarilla 👇



Fumarel cariblanco

Vuelta al camino principal de nuevo por entre cañas altas y pasando más adelante por la pineda de Ca l'Arana, donde destacan los verdecillos con su variado chapurreo.



El acceso al observatorio de Cal Tet se realiza igualmente a través de una pasarela de madera. Aquí las aves están algo más alejadas. Las anátidas presentes serán varios patos colorados, un Ánade friso, un Somormujo lavanco y un Calamón común muy escondido. La nota de color la darán de nuevo hasta cinco fumareles cariblancos que no paran de moverse, todo un espectáculo visual. Al momento aparecerá una Garza imperial que realizará un largo y pausado vuelo para aterrizar en la orilla del semi-islote un poco alejada, pero muy a la vista para poder observarla, aunque mejor con un telescopio terrestre.

Garza imperial

Dejo el observatorio y en el cielo aparece muy alta la figura del Aguilucho lagunero, la rapaz más común en estos hábitats acuáticos.

Aguilucho lagunero hembra

El camino recto nos conduce al río que seguiré en dirección al mar, hasta llegar al observatorio alto de la playa de Ca l'Arana, con una vista amplia de marismas donde se encuentra un grupo de Archibebe común y otro de cigüeñuelas y el mar al fondo. Esta marisma suele estar más poblada de gaviotas y otras especies pero en esta ocasión han estado ausentes.

Maresma de la playa de Ca l'Arana

El recorrido de vuelta lo haré por un camino ancho paralelo al río con cañas y arboleda alta, pudiendo observar sobre todo pajaritos como mosquiteros y jilgueros. Llegaré a otro observatorio alto sobre el río y en ese punto cojo el camino a la izquierda para regresar a la maresma de Cal Nani, ya que es la zona más interesante debido a que hay grandes espacios inundados de agua.

Maresma de Cal Nani

De pajaritos veré una pareja de Pico de Coral ( especie de origen africano que fue introducida en Portugal y se extendió al resto de la península, por lo que ya forma parte de nuestra avifauna ), un Colirrojo real hembra en paso y escucharé al Ruiseñor común, casi siempre difícil de ver.

En la maresma vuelvo a ver a los andarríos bastardos, archibebes comunes, combatientes y el resto de especies vistas a primera hora, para acabar escuchando de nuevo el potente canto del Carricero tordal como despedida de este entretenido paseo.


En este espacio protegido cada época tiene su interés. En invierno veremos más anátidas como la Cerceta común, la Cuchara común, el Ánade friso o los ánsares comunes y cormoranes grandes. Al llegar la primavera la mayoría de estas especies migrarán hacia sus zonas de cría y llegarán unas a criar, como la Garza imperial, la Garcilla cangrejera o el Martinete común y otras, que estarán en paso, se dejarán ver el tiempo necesario para alimentarse y continuar su camino hasta sus cuarteles de cría, como es el caso de la mayoría de las limícolas.

La mayor o menor cantidad de estas últimas dependerá de las condiciones hídricas de la marisma, ya que no siempre hay la suficiente agua para favorecer su presencia. En esta ocasión las condiciones son perfectas.

Quizá la nota más destacada en esta época es que todos los pajaritos están inmersos en sus cantos y tareas de apareamiento, lo que es un placer para los oídos y para la vista.

Las anátidas también nos ofrecen sus rituales de cortejo con curiosos movimientos de cuello y cabeza o llamativas danzas como la que realiza el Somormujo lavanco.

Si además de todo esto vemos a algunos patos adultos con sus pollitos algo crecidos detrás de ellos, la lista de acontecimientos ya será muy destacable en esta época de florecimiento y vida que es la primavera.

Hembra y pollitos de Pato colorado

Focha común alimentando a su cría


Información adicional:


Del conjunto de espacios naturales que conforman el Delta del Llobregat contamos con dos que están protegidos, El Remolar que es el espacio más emblemático y Cal Tet, que son los nombres populares con los que nos referimos a dichos espacios los que somos visitantes habituales. Están situados uno a cada lado del aeropuerto de El Prat y se pueden visitar dentro de un horario establecido. 
Para una información completa y detallada consultar la p
ágina web del Consorci Delta del Llobregat: www.deltallobregat.cat