En los días previos a tener total libertad de horarios para salir al campo a observar y escuchar el canto de las aves, en diferentes paseos matutinos he tenido ocasión de disfrutar de un gran número de especies, algunas de las cuales me han sorprendido por su cantidad e incluso por el hecho de haber estado ausentes en años anteriores. La poca presencia de personas en el campo y la menor contaminación acústica que provocan los automóviles creo que han sido dos factores determinantes, unidos también al hecho de que la vegetación ha crecido de tal manera que tiene que haber sido una gozada para las aves. Además se ha dado la circustancia de que hemos tenido una primavera con muchos días de lluvia, cosa que igualmente ha contribuido a la causa.

En el anterior artículo ya dejé constancia de muchas de esas aves que he visto en mis primeros días en el campo después del confinamiento, así que añadiré el resto de especies que he ido observando en días sucesivos.

Paseando por un torrente donde escucho a los mosquiteros papialbos, a las currucas capirotadas y a un Pito real muy escandaloso, oiré el canto inconfundible del Cuco común. El cuco es un ave estival que nos visita en primavera; tiene la peculiaridad de ser un ave parásita que coloca sus huevos en los nidos de diferentes especies de pajaritos que le ahorrarán la faena de alimentar a sus pollos cuando eclosionen sus huevos. Es una curiosa manera de desatender algo tan básico como el crecimiento de tus crías. Está claro que el cuco no demuestra tener mucho " amor de madre ". La única disculpa posible es que en el mundo de las aves, una vez que éstas crecen lo suficiente y aprenden a alimentarse se independizan rápidamente. Claro que a sus polluelos les puede quedar la espina clavada de que sus progenitores no les hayan enseñado a alimentarse debidamente. Lo sorprendente es que sin ni siquiera conocer a sus padres sepan que en un momento determinado tienen que marchar hacia África y que al regresar en primavera deban colocar sus huevos en nidos ajenos. Es el milagro de los genes.

 Cuco común

En esta época los cardos ya empiezan a ir creciendo, alimento principal de los jilgueros. A primera hora de una mañana soleada veré a una pareja alimentarse ya de sus semillas. El jilguero es un pajarito muy común de canto dulce y variado y además presenta un colorido muy bonito donde se mezclan tonos rojos, blancos, negros y marrones en la cabeza y en las alas tonos negros y amarillos, estos últimos muy apreciables en vuelo.

 Jilguero europeo

Hay dos especies de currucas muy comunes en el campo que son la Curruca cabecinegra y la Curruca capirotada. La cabecinegra suele moverse principalmente por entre las zarzas y al ser muy inquieta es un pajarito difícil de observar. La capirotada se deja ver con más facilidad en diferentes tipos de árboles, a menudo frutícolas ya que su dieta comprende entre otros frutos silvestres. En esta época se las puede escuchar a las dos cantar muy efusivamente. La cabecinegra tiene un canto particular que es como una sucesión de chasquidos muy sonoros. El canto de la capirotada es más variado, incluso se puede confundir con el canto del petirrojo. En distintos paseos las podré fotografiar a las dos, a la cabecinegra muy entretenida alimentándose de pulgones en una planta y a la capirotada muy escondida en una maraña de ramas.

Curruca cabecinegra



Curruca capirotada 

Otra ave estival a la que observo es la Tórtola europea o común. Siempre la he escuchado y observado en campos de árboles dispersos y zonas boscosas con poca presencia humana. En esta ocasión veré un grupo de tres individuos posados en las ramas peladas de un árbol. Su canto es como un arrullo fácil de identificar una vez asimilado. Permanecerán por la zona varios días hasta que dejaré de verlas y oirlas, seguramente porque habrán elegido otro lugar para criar. Destaca su bonito colorido alar anaranjado con pintas negras.

 Tórtola europea

El Arrendajo euroasiático pertenece a la familia de los córvidos aunque sus colores no son tan siniestros como en la mayoría de ellos, como son los cuervos, cornejas y grajas. Su color predominante es el marrón clarito en cuerpo y espalda y en las alas destaca un grupo de ellas que son de color azul eléctrico. Los arrendajos se dedican a esconder bellotas en el suelo para así disponer de alimento en épocas de escasez.

 Arrendajo euroasiático

Un día de mediados de mayo me aparecerá una rapaz en el cielo a media altura de la que observo el cuello algo más largo de lo normal. De mi experiencia en observar rapaces pienso que puede ser un Abejero europeo. Le haré varias fotos y ya en casa la identificaré con la guía: cola barrada y dibujo alar inferior característico. Es un ave rapaz que está en paso y que en la península ocupa zonas situadas más al norte.

 Abejero europeo

El Carbonero común es el pajarito de mayor tamaño de la familia de los páridos, formados por carboneros y herrerillos. Destaca su cuerpo amarillo intenso, su cara blanca y una raya negra desde la garganta hasta la zona anal a modo de corbata. Tiene el canto más potente de entre todos sus parientes. Lo sorprenderé con una especie de oruga en el pico que mantiene durante un buen rato, que podría ser para su cónyuge o para alimentar a su prole, ya que no parece que sea para consumo propio.

 Carbonero común

Aunque no es común verlas, a veces puedes encontrar a un grupo de perdices rojas que generalmente suelen ser de las que se crían para soltar en época de caza y que se libran de los disparos, ya que es un ave cinegética. Veré a tres ejemplares en un campo de cereales. Suelen tener numerosas polladas y es muy gracioso ver a los pollos correr detrás de su madre cuando están algo crecidos.

 Perdiz roja

El Verderón común suele ser un pajarito muy discreto. Rara vez se deja observar en la corta distancia. De la familia de los fringílidos, tiene un canto característico repetitivo muy potente y una voz áspera muy identificativa. Es de tonos verdosos, con pico grueso y algo muy destacado es la parte oscura que rodea el ojo que le da la impresión de tener un "ojazo" negro; así es como a mí me gusta describirlo.

 Verderón común muy escondido

Como excepción a las salidas al campo, una tarde en casa me viene a alimentarse al comedero que tengo colocado en la galería un Carbonero garrapinos. Su comportamiento es el siguiente: se posa en la fachada controlando el entorno, después en las cuerdas del tendedero y por último se posa directamente en el comedero y se dedica a rebuscar para comer o coger lo que más le apetezca del menú: pipas, semillas de alpiste y variadas o maiz. Con paciencia conseguiré hacerle algunas fotos.

 Carbonero garrapinos

La Abubilla es un ave estival aunque desde hace años hay ejemplares que se quedan en invierno en algunas zonas de la península, con lo cual también será un ave residente. Tiene un colorido muy llamativo que destaca sobremanera en vuelo y una cresta muy pintoresca que despliega en ciertas ocasiones. A veces se deja ver de cerca, como es el caso de la que fotografío una mañana, que se dedicará a acicalarse las plumas sin molestarle mi presencia.

 Abubilla

No suele ser una estampa muy habitual pero en ocasiones los aviones comunes se pueden posar en las ramas de los árboles y utilizarlas como posadero para localizar a los insectos que acto seguido cazarán.

 Avión común

El Mochuelo europeo es una rapaz nocturna difícil de ver. Aún así y con sus hábitos crepusculares se le puede observar durante el día posado en las ramas de olivos y otros árboles. Lo observaré en la distancia bien visible aunque no se dejará observar de cerca ya que es bastante desconfiado. Tiene una figura rechoncha que facilita su identificación y unos grandes ojos amarillos preciosos que no te pierden de vista cuando detecta que lo estás observando.

 Mochuelo europeo

Esto es todo lo que ha dado de sí esta primavera inusual que hemos podido disfrutar a medias, en la que la naturaleza nos ha demostrado que si no la perturbamos tanto con nuestra presencia puede crecer de forma increible y ofrecernos al final una espesura y una riqueza que solo sería posible si fuéramos todo lo respetuosos que deberíamos ser con ella.

Resumiendo un poco mis sensaciones en estos tres meses aproximados que ha durado esta situación, creo que nunca hemos respirado un aire tan puro ni hemos visto una atmósfera tan limpia a lo largo de nuestra existencia.

Lástima que esta situación excepcional difícilmente volverá a repetirse en la parte positiva hacia la naturaleza. Con el ritmo de vida que llevamos y con esta sociedad consumista en la que vivimos donde la máquina no puede parar por un puro interés económico, no estaría mal que en el futuro surgieran iniciativas que nos permitieran de vez en cuando parar o desacelerar esa máquina para conseguir un equilibrio más respetuoso con el medio en que vivimos y que redundaría en un beneficio para todos los habitantes del planeta.