Reflexiones

Qué casualidad que en la mejor época del año para observar aves nos vemos obligados a estar recluidos en casa sin posibilidad de pasear por el campo, el bosque o los humedales. Es realmente frustrante; de repente se ha parado el mundo y nos deprimimos, sin poder hacernos planes a corto plazo y quién sabe hasta cuándo.

Las aves y los pajaritos tienen que estar sorprendidos de ver que no damos señales de vida; algunos hasta estarán extrañados de no tener que salir volando cada dos por tres por las continuas molestias que les ocasionamos con nuestra presencia.
Creo que esta va a ser la primavera más plácida y feliz de todas las aves del mundo. Van a poder preparar el nido con toda tranquilidad, aparearse sin ninguna perturbación, cantar sin interrupciones, alimentarse en cualquier lugar sin molestias, alimentar a sus pollitos con menos estrés y crecer estos sin conocer la presencia de los humanos si no nos dejan en libertad antes de tiempo !
¡¡¡ Quién fuera pajarito !!!

 Gaviotas en animada conversación

Esta situación viene muy bien para recapacitar sobre la costumbre muy humana y extendida de enjaular a los pájaros cantores. Ahora podemos ponernos en su lugar e imaginarnos lo que significa estar toda la vida encerrados en una jaula, aunque por suerte a nosotros nos dan un poco de vidilla pudiendo salir a comprar y a pasear al perro. Los que tienen la suerte de tener un perro nunca se  lo van a poder agradecer lo suficiente a sus queridas mascotas. Aunque estas también tienen que estar muy extrañadas de salir a pasear y no cruzarse con tantos individuos de su especie a los que oler o ladrar, como era normal días atrás. ¡ seguro que se huelen algo !

Volviendo a la jaula, me pregunto qué perspectivas tienen los jilgueros, verderones, pinzones, pardillos y demás pajaritos oprimidos. Para ellos su vida se reduce a estar en una jaula que se podría comparar con nuestra habitación, con la única ventaja de que tienen vistas por todas partes, aunque no sé yo si los barrotes de sus jaulas les dejarán ver todo lo que quisieran. Pueden comer, beber, hacer caca, saltar de un palo al otro y cantar cuando les toque o les apetezca por puro aburrimiento. Y mientras nosotros sintiéndonos muy orgullosos de  ¡ cómo canta mi pajarito !
No voy a hacer una crítica descarnada de esas personas mayores que llevan toda la vida teniendo pajaritos en jaulas a los que cuidan con mimo y hasta les pueden alegrar la existencia, pero con un cambio de hábitos podrían disfrutar de sus cantos igualmente sentados en una plaza arbolada o dando un paseo por el campo. En fin, cada uno es libre de hacer lo que crea conveniente.



Mamá Pato Colorado y sus pollitos dando un paseo

De momento se nos ha pasado el mes de marzo en que empiezan a llegar las primeras aves estivales: vencejos comunes, vencejos reales, golondrinas comunes, aviones comunes o algunas rapaces como la Culebrera europea que en catalán se llama Àguila marçenca precisamente porque empiezan a llegar este mes. Otras aves irán pasando con destino más al norte como los milanos negros o alimoches comunes. Dependiendo de la bonanza en las temperaturas algunas aves podrán estar ya criando o en la fase previa a la cría aunque en zonas más norteñas aún podrán persistir las temperaturas invernales, lugares donde el periodo de cría comenzará más tarde. Al mismo tiempo las aves que han pasado aquí el invierno se irán marchando poco a poco hacia sus lugares de cría en zonas del centro y norte de Europa; así nos dejarán las grullas, avefrías y gaviotas entre otras.

Aves que vienen
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Garza imperial


Vencejo real


Aves que se van
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Familia de grullas

Avefrías europeas
 
Aunque la mayoría de estos acontecimientos nos van a pasar desapercibidos, podemos hacer el ejercicio mental de ir imaginando la llegada de estas aves con la ayuda de las guías y otros libros de aves o consultando por internet las diferentes webs ornitológicas en las que encontraremos toda la información necesaria al respecto. Y si le ponemos un poco más de imaginación, según donde vivamos en la ciudad o en un pueblo los más afortunados, ya sea en una plaza o con suerte en un piso alto, nos daremos cuenta de que solo con asomarnos a la ventana o a la terraza seguro que avistaremos algunas de las especies de vencejos y golondrinas más adelantadas en su llegada, igual que nos apercibiremos del mayor movimiento de pajaritos como gorriones comunes, herrerillos comunes y otros. Los más preparados echarán mano de los prismáticos y por qué no también de la cámara de fotos.

 Ánades azulones charlando

En el fondo se trata de no desesperar e ir acumulando ganas para cuando llegue el momento en que podamos retomar nuestra actividad, que seguramente acogeremos con una alegría inmensa y con unas energías renovadas e incluso con algún cambio en la manera en que concebimos nuestra existencia después de lo ocurrido.

Cuando llegue ese momento sería deseable que el conjunto de los humanos hubiéramos aprendido alguna lección.

Esperemos que más pronto que tarde podamos seguir disfrutando del apasionante mundo de  las aves.